Educación para la salud

El ritmo acelerado en el que vivimos hoy no es casual ni neutral. Está profundamente atravesado por un sistema que privilegia la productividad, el consumo y el rendimiento, en detrimento de nuestro bienestar integral. Esta lógica afecta de manera particular a las mujeres, quienes históricamente hemos asumido la doble carga del trabajo remunerado y del trabajo de cuidados invisibilizado.

En este contexto, nuestra salud se ve afectada no solo por la falta de tiempo para descansar o conectar con nosotras mismas, sino también por la presión constante de cumplir con roles y expectativas que muchas veces nos deshumanizan y nos fragmentan.

El “no parar” se convierte en una exigencia que nos aleja del saber vivir, ese conocimiento ancestral y colectivo que implica escuchar nuestros cuerpos, respetar nuestros ciclos, y cultivar espacios de cuidado, descanso y conexión.

Desde una perspectiva feminista, recuperar la salud es también un acto político: es resistir a las estructuras que precarizan nuestras vidas y que invisibilizan nuestro trabajo. Es reivindicar el derecho a la autonomía sobre nuestros cuerpos, a decidir sobre nuestro tiempo, y a construir redes de apoyo y comunidad que sostengan y transformen.

Cuidarnos y cuidarnos juntas no es solo un acto personal, sino una forma de resistencia y una semilla para un mundo más libre y solidario.

Aquí encontrarás pequeñas acciones que puedes ayudar a tomar consciencia y a generar un mayor bienestar en el día a día.

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